Salmos 3

Salmo de David, cuando huía de su hijo Absalón.

Muchos son, Señor, mis enemigos;
    muchos son los que se me oponen,
y muchos los que de mí aseguran:
    «Dios no lo salvará». Selah

Pero tú, Señor, eres el escudo que me protege;
    tú eres mi gloria;
    tú mantienes en alto mi cabeza.
Clamo al Señor a voz en cuello
    y desde su monte santo él me responde. Selah

Yo me acuesto, me duermo y vuelvo a despertar,
    porque el Señor me sostiene.
No me asustan los miles de escuadrones
    que me acosan por doquier.

¡Levántate, Señor!
    ¡Ponme a salvo, Dios mío!
¡Rómpeles la quijada a mis enemigos!
    ¡Rómpeles los dientes a los malvados!

Tuya es, Señor, la salvación;
    ¡envía tu bendición sobre tu pueblo! Selah

Comentarios

  1. Los salmos son una gran fuente de confort y de fortaleza. Creo que todos nosotros nos encontramos experimentando de alguna forma u otra algún tipo de problema o sufrimiento. Puede que sea de salud, financiero, familiares o inclusive en su congregación. Puede que se encuentre preocupado por la condición del mundo con toda la inmoralidad y falta de piedad. Cualquiera que sea su problema, Dios es mas grande que este y mas poderoso. Debemos llevar nuestros problemas a Dios y encontrar confort y confianza de que nos librara de ellos. La fe en Dios es la clave para no permitir que nuestros problemas nos agobien. La fe proviene de la palabra de Dios (Romanos 10-17) y entonces, para acrecentar nuestra fe, debemos pasar tiempo en la lectura de esta cotidianamente. Mientras leamos todas las promesas que Dios ha hecho a nosotros y saber que siempre las cumplirá, podemos derrotar cualquier problema que nos encontremos encarando en este mundo. la fe nos la confianza de que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros a de manifestarse (Romanos 8-18

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